Construcción Memorial Lidice

 

La historia de Lidice

Lidice es el nombre de un pueblo de Checoslovaquia, actual República Checa, que fué completamente arrasado por las fuerzas nazis el 10 de junio del año 1942.

Hasta dicha fecha el pueblo contaba con 503 habitantes. Todos los hombres mayores de 15 años fueron fusilados. Las mujeres y niños restantes fueron enviados a campos de exterminio.

Esta acción fue una represalia, por ordenes directas de Adolfo Hitler, tras el asesinato del protector del Reich de Bohemia y Moravia, Reinhard Heydrich.
Los autores del atentado, que utilizaron una bomba mientras Heydrich se dirigía como de costumbre al castillo de Praga, eran espías checos.

Hitler envió un mensaje claro y directo a cualquier enemigo que tratase de atacarlo.
El objetivo fué eliminar toda huella de Lidice y sus habitantes. Para ello, dispuso tropas con el fin de convertir este pueblo en cenizas y aún más, en un campo donde nunca nada existió.

Actualmente sabemos que Hitler y su cruel plan fracasó porque Lidice no fué olvidado. Hoy lo recordamos como un pueblo que fue víctima de una violencia desenfrenada, pero por sobre eso, es recordado por el mensaje que deja a la humanidad. Nos recuerda una parte de la historia que no se debe repetir.

Con el paso de los años, varios países fueron levantando memoriales, nombres de calles y construcciones con el nombre de Lidice. Incluso es utilizado la palbra Lidice como nombre de muchas mujeres.

En Chile también se recuerda este historia y su legado. En la comuna de Santiago, a pasos del Mercado Central, hay una calle que lleva el nombre del pueblo checo.

En memoria de los niños de Lidice

Sólo diecisiete de los ciento cinco niños del pueblo de Lidice sobrevivieron a la guerra. Ochenta y dos murieron en un campo de concentración, por medio de vehículos adaptados con cámaras de gases. Nueve niños fueron adoptados por familias alemanas y siete menores de un año fueron enviados a orfanatos alemanes en Praga.

Actualmente en el pueblo de Lidice, República Checa, existe un memorial dedicado a las víctimas de la masacre. Es una extraordinaria escultura de los niños de Lidice, realizada por la artista checa Marie Uchytilová.

Este monumental trabajo de bronce, que llevó a la autora a dedicarle varios años de su vida y debido a su muerte, terminado por su esposo, consiste en 42 niñas y 40 niños a escala, mirando hacia el horizonte.

A partir de este concepto, y la importancia del tipo de formación que se le transmite a las futuras generaciones, son los niños los principales receptores del memorial de Lidice construido en Santiago.

Al momento de buscar un juego y bajo qué forma presentarlo, se elige el Luche, por su condición universal, conocido desde los tiempos de la antigua Grecia y hoy jugado en más de cuarenta países.

La elección de la materialidad de la obra fué el aluminio. Así, contrastado con un inocente juego infantil, adquiere un carácter frívolo convirtiendolo en una especie de tumba, simbólicamente adornada con rosas cada año que se recuerda la fecha de la masacre.

Según palabras del artista Filip Carrasco Haman y autor de la obra, explica. «Hoy, tras siete décadas de dicha tragedia, nos encontramos con una obra que toma la forma de un juego infantil. Un luche que recuerda en sus placas, niños que no pudieron crecer. Pero al mismo tiempo, sobre esas mismas placas, veremos crecer a nuestros niños y nuestro futuro».